Educación lenta

Revista Aula Infantil - Número: 56 (febrero 23)

ISBN / EAN : 1577-5615

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Educación lenta: con frecuencia, menos es más.

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Resumen

En los debates realizados, los asistentes han manifestado un acuerdo básico sobre la reflexión y la propuesta, tanto con respecto a los aspectos más generales, sociológicos, como los que hacen referencia a la realidad de la escuela. Hay una gran coincidencia en que la velocidad y la aceleración, junto con una concepción del tiempo fragmentada y cuantitativa, son fenómenos que tienen una influencia en la escuela y en el modelo educativo predominante, y que hay que introducir esta nueva mirada en cada una de las instituciones educativas.El debate, en la mayoría de los casos, se ha centrado en la oportunidad de la propuesta, pero sobre todo en las dificultades que el contexto actual plantea a la hora de poner en práctica algunos de los principios que propongo en el libro. Es decir, no se trata tanto de discutir sobre algunos de los quince principios, sino de ver si somos capaces de no quedarnos únicamente en esta reflexión general.Los contextos no son muy favorables a este cambio de mirada sobre el tiempo que proponemos desde la educación lenta, tanto desde el punto de vista de una sociedad que sólo valora aquello que se consigue sin esfuerzo y de forma inmediata, como desde las familias que por miedo a perder alguno de los trenes que la sociedad les ofrece presionan constantemente sobre la escuela y la educación para avanzar e intensificar los aprendizajes de sus hijos. Tampoco desde la Administración existe una actitud favorable a valorar el tiempo justo que necesitan unos aprendizajes escolares y educativos. Su visión fragmentada y cuantitativa del currículo o la obsesión continua sobre los resultados no favorecen un clima que permita dar pleno sentido a la educación y a la escuela, sobre todo en sus tramos comunes y básicos. Definimos las políticas educativas con términos como atención a la diversidad, escuela inclusiva, implicación del alumnado, participación, orientación competencial, pero en la práctica no se favorecen ni las condiciones generales, ni las medidas organizativas y de apoyo, ni una visión diferente del tiempo que haga posible estos principios tan aceptados.Pero, finalmente, somos nosotros mismos, el profesorado, los que desde nuestras propias inseguridades ponemos trabas a hacer cambios en esta dirección. Y el tiempo, el tiempo que realmente tenemos y que es único, y no podremos tener ni más ni menos, en lugar de convertirse en un concepto facilitador de nuestra labor, al servicio de los aprendizajes y de las personas, se convierte en una dificultad cotidiana, un enemigo con el cual no sabemos cómo luchar.Dicen algunos autores que cuando pronunciamos la frase: “No tengo tiempo” es porque tenemos consciencia de que, en el tiempo que realmente hemos tenido, hemos hecho cosas que no hemos considerado como prioritarias. ¿Por qué tenemos la sensación de que no tenemos tiempo para nada, en un momento en que la esperanza de vida nos ha alargado tanto nuestras posibilidades? ¿En un momento en el que la educación permanente se ha convertido en una característica clave de los modelos de formación? Vivimos en una constante paradoja que se vuelve paralizadora de las posibilidades de transformar la sociedad y la escuela. ¿Sólo hay una educación posible? ¿La educación de la competitividad, del consumo, de la especialización de los conocimientos… que nos lleva a esta insatisfacción permanente, acompañada de la carencia endémica de tiempo?Las voces que reclaman un pensamiento y una práctica que respeten el ritmo natural de los acontecimientos cada vez se oyen más. Una interpretación que podemos dar a este hecho es que el dios Kairos está acumulando fuerzas a fin de imponer su reinado sobre un Chronos que nos ha traído progreso pero no nos ha traído mejora, que nos ha dado tiempo pero para quitárnoslo a renglón seguido, que nos hace ir más deprisa pero con la incertidumbre constante de no saber hacia dónde vamos…Gianfranco Zavalloni (2008) publicaba hace un año La pedagogia dela lumaca, un ensayo y recorrido educativo por su experiencia como maestro. En esta pedagogía del caracol, Gianfranco reflexiona sobre todos aquellos aspectos que en nuestro afán de racionalizar y tecnificar la escuela no nos conducen a una escuela más humana ni a una educación que satisfaga las necesidades educativas de los niños y niñas. María Novo (2010) ha publicado también recientemente el libro Despacio, despacio y ha impulsado la creación de una asociación, Slow People, como un espacio de encuentro de experiencias para devolver tiempo a las personas. Tanto el blog de la educación lenta como el espacio dentro de la red Facebook sobre el mismo tema empiezan a ser lugar de encuentro de todos aquellos que nos planteamos esta alternativa en el tiempo educativo.Este monográfico ha de ser un primer referente en las revistas pedagógicas. Las experiencias han de multiplicarse, dado que esta mirada sobre el tiempo nos es necesaria para intentar mejorar un sistema educativo que no satisface ni nuestras expectativas ni las de la mayoría de la población.¡Que la educación lenta siga adelante!

Autores

Blanca Azanza Arana, Elisabeth Ballús Barnils, Agnès Barba Encarnación, Margalida Batle Siquier, Jaume Cela Ollé, Claudia E. Díaz Gutiérrez, Joan Domènech Francesch, Cristina Elorza Ibáñez de Gauna, Carmen Ferrero Torres, Fundació Universitària del Bages - Biblioteca, María Isabel Galvín Arribas, Dolors García i Debesa, Carmen Granados Gálvez, Marta Graugés Rovira, Carl Honoré, Angélica Lucas Sátiro, Anna Ortiz Llargues, Montserrat Pedreira Álvarez, Eduardo Sabina Blasco, Margarida Teixidor Corominas, Francesco Tonucci, Cristina Vadillo Serrano, Laura Vargas Kostiuk, Gianfranco Zavalloni, M.ª José Giner Llorac, Isabel Pau Llorach, Mari Carmen Sanz Andreu

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