Pensemos en que la escuela es un mundo en miniatura, un mundo limitado donde un conjunto de personitas viven su vida y se relacionan entre ellos creando su microsociedad, una sociedad totalmente influida por la sociedad adulta que, además, quiere y exige que toda la patulea de pitusos se integren ahora y siempre. De hecho, nuestra tarea de maestros y educadores es ésta precisamente.