Este prólogo reflexiona acerca de un modelo de educación que prevea y respete las diferencias individuales y proporcione a cada persona la posibilidad de construir su identidad afectiva, sexual y de género sin supeditarse ciegamente a las condiciones de su sociedad. En él se enfatiza también una reflexión acerca de los roles de género, el sistema social y el androcentrismo.
Introducción
En esta introducción la autora centra su atención en la reflexión acerca de la pregunta «¿Ya saben si será niño o niña?» y enfatiza en ella el hecho de ver cómo el sexo que se otorga a las personas es importante ya que es la primera clasificación que sufre la persona de las diversas que se producirán a lo largo de su vida.
Entre la biología y la socialización
En este capítulo se habla de la relación entre lo que traemos al nacer y lo que se vive y se experimenta, así como la importancia de la socialización en la construcción de la personalidad. Es decir, cómo influyen los juguetes, los cuentos o los medios de comunicación en la socialización que recibimos. En este sentido, también se describen las diferencias entre el sexo y el género y las continuidades que se establecen con la orientación afectivo-sexual dentro del sistema establecido.
Cómo se aprende a ser niña, a ser niño
La autora se centra en la construcción de la personalidad de la niña y del niño, así como el aprendizaje del género: cómo se aprende, qué se aprende y por qué se aprende. En este sentido, aborda la influencia de otras personas en los aprendizajes y describe y profundiza en qué es la identidad de género y cómo se construye, tratando aspectos como las expectativas, las generalizaciones, las experiencias propias y las necesidades personales como elementos que influyen en las interrelaciones con las otras.
Continuamos. Hay que sumar, no restar_
En este capítulo la autora propone la interrelación y concreción de los conceptos y las reflexiones que se han expuesto para abordar la educación de las criaturas. Este hecho exige y posibilita una educación libre de sexismo y se adentra en las funciones de las personas adultas en una educación equitativa libre de sexismo. El replanteamiento, la reconstrucción o el desaprender personal de las personas adultas posibilita una educación más ética y libre a las criaturas.
Referencias bibliográficas
Para saber más
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Resumen
La sociedad determina qué se espera de una criatura y fuerza que se cumpla: cómo tiene que ser, qué tiene que hacer, cómo se tiene que comportar, qué intereses debe tener, qué sentimientos debe manifestar, a quién debe querer, cómo se tiene que ver a sí misma y cómo tiene que ver a las otras personas, qué relaciones debe establecer, qué proyectos de vida debe tener… No obstante, como personas que educamos, apostamos por una educación que respete a cada criatura y sus diferencias; una educación que tiene que proporcionar a cada una la posibilidad de construir su identidad sexoafectiva, sexual y de género sin supeditarse ciegamente a los condicionantes de su sociedad.