Colaborar con las familias: ¿enfrente o a su lado?

De lo que digo y pienso que hago… a lo que en realidad hago. De lo que decimos hacer en equipo… y hacemos. De hacer sin pensar… a pensar el quehacer.

Cuando Marta Castro tenía 15 años, su padre decidió plantar un huerto en la azotea de su casa, en Sevilla. En los maceteros crecieron rabanitos, tomates y pimientos y, en ella, el amor por la naturaleza. Un amor alimentado en los veranos en la sierra, paseando por el río y escuchando los rebaños de cabras bajo la ventana de su habitación. Y, más tarde, en sus excursiones por la montaña en su Andalucía natal o en los Pirineos.

Cada vez se es más consciente de la importancia de una estrecha colaboración con las familias en educación infantil. Para ello hay que vencer prejuicios y evitar ir de expertos con las familias. También hay que abrir un abanico de vías de comunicación e interacción, para ampliar sus posibilidades de participación.

Uno de los rasgos de identidad de las escuelas 0-3 es la relación familia-escuela. De hecho, este es un punto presente en todos los proyectos educativos de centro, donde se pone de manifiesto la importancia de establecer vínculos de confianza y de cooperación para acompañar el desarrollo y el aprendizaje de los niños y las niñas. Sin embargo, esta tarea implica recorrer un camino nada fácil de transitar.

A raíz del cambio del proyecto educativo llevado a cabo en la Escuela Octavio Paz, se decidió incorporar una herramienta potente, denominada libro blanco, para vincular a las familias a la participación en la escuela y a formar parte de la vida cotidiana de esta. Se trata de una herramienta de comunicación entre familia y escuela en la que los niños y las niñas pueden recoger las evidencias de aquello que es más significativo en el día a día de la escuela y de casa.

Los científicos hace tiempo que investigan cómo se produce el proceso de aprendizaje. Pero sus resultados siguen sin llegar a todas las aulas para contribuir a fundamentar la práctica educativa. Empecinado en que eso cambie, Héctor Ruiz escribió ¿Cómo aprendemos? (Editorial Graó) para acercar la ciencia del cómo aprendemos a la comunidad educativa. Tras el éxito en castellano, este mes de mayo se ha publicado su edición en catalán.

Este artículo trata de fundamentar la necesidad de cuidar con esmero a las educadoras y los educadores que cuidan a los bebés en la escuela infantil.

Hablar del primer ciclo de educación infantil es hablar del período sensoriomotor. Como su nombre lo indica, durante esta etapa el aprendizaje sucede en y a través del cuerpo. Los sentidos y el movimiento son ejes fundamentales. El acompañamiento y los cuidados, las posibilidades de acción y exploración libre que se permiten, el centro de la acción educativa por parte de las educadoras.

¿Gemelos juntos en un aula? Por supuesto que no, me atrevía a defender con total seguridad. Mejor separados por su bienestar, llegué a afirmar en más de una ocasión. Soy maestra de educación infantil desde hace casi dieciséis años, y tardé más de ocho en comenzar a cuestionarme verdades que creía y difundía sin la más mínima duda.

Es necesario que todo el profesorado del centro acuerde plantear de forma integrada actividades de aprendizaje y evaluación de la lengua escrita, que sean situadas, significativas, y a partir de los saberes del alumnado y su repertorio plurilingüe, para construir así todo tipo de conocimientos.

Partir de contextos reales y propuestas funcionales aproxima a los niños y las niñas a un proceso de aprendizaje del lenguaje escrito más significativo.

A menudo nos preguntamos qué libros de calidad, que resulten atractivos y sean resistentes, podemos dejar al alcance de las criaturas, especialmente de las más pequeñas. Hoy os presentamos una colección de la editorial Coco Books que es ideal para acercar la literatura a los más pequeños y pequeñas mediante el juego.